POLÍTICA
15 de julio de 2025
Crisis en el corazón libertario: Karina desestabiliza, Villarruel se rebela y el poder de Milei tambalea

La interna libertaria estalla entre derrotas parlamentarias, acusaciones cruzadas y el colapso de la geometría de poder en la mesa chica presidencial. Karina Milei suma frentes judiciales y políticos, mientras Villarruel amenaza con romper todo. El Congreso del 11 de diciembre y un futuro cada vez más incierto.
El presidente Javier Milei atraviesa su peor momento político desde que asumió. A la inestabilidad económica y la derrota legislativa se suma una fractura en la cúpula de poder libertaria. En el vértice del llamado “Triángulo de Hierro”, la estructura de decisión más estrecha del oficialismo, la figura de Karina Milei ha ganado una centralidad inquietante tras el retroceso de Santiago Caputo. Pero ese avance, lejos de fortalecer al gobierno, lo ha llevado a un punto de implosión.
La “hermanísima”, como se la llama dentro y fuera del círculo presidencial, se ha hecho del control del aparato político con una lógica que repite manuales peronistas pero sin los resultados: avanza como si tuviera todo el poder, cuando en realidad acumula derrotas. El 52 a 0 que sufrió el oficialismo en el Senado con los proyectos sobre jubilaciones y coparticipación fue una muestra brutal de esa desconexión entre estrategia y realidad. Y fue, además, una derrota atribuida directamente a su conducción.
Mientras tanto, Victoria Villarruel explotó. Harta de las operaciones y el destrato, la vicepresidenta respondió sin filtros en redes sociales y disparó contra el propio presidente. “Si realmente quisiera hacerles daño, los haría perder en octubre”, advirtió su entorno. En esa frase late una amenaza política concreta: competir por fuera con una lista propia y sepultar el sueño de mayoría legislativa de Milei.
La interna libertaria, que comenzó como un ruido de fondo, ya se traduce en bloqueos legislativos, desconexión con los gobernadores y una imagen pública cada vez más dañada. La utilización de trolls para instalar discursos violentos —desde “tanques en las calles” hasta propuestas para cerrar el Congreso— solo acentuó el desborde. Incluso figuras cercanas a Karina, como Franco Antúnez, quedaron en el centro de la polémica por sus expresiones en redes.
En paralelo, se multiplican los escándalos judiciales. La llamada “criptoestafa” del caso $LIBRA y las investigaciones sobre afiliaciones irregulares a La Libertad Avanza en el Chaco, donde figuran como militantes personas mayores, analfabetas o con discapacidades, comprometen aún más al espacio político que preside Karina Milei. Desde el oficialismo temen que estas causas escalen y generen un daño colateral mayor, especialmente si algún involucrado decide romper el silencio.
Mientras Caputo intenta reposicionarse promoviendo a Guillermo Francos como una figura negociadora con los gobernadores, el presidente parece encerrado en un juego sin salida. Sus promesas al sistema financiero de que tendrá un Congreso obediente después de octubre chocan con los números reales. Según un informe del consultor Pablo Salinas, aún con una elección arrasadora, Milei no alcanzaría la mayoría y seguiría obligado a pactar.
El Congreso que lo espera a partir del 11 de diciembre estará tan fragmentado como el actual, y dependerá de alianzas inestables y acuerdos con mandatarios provinciales que ya dieron muestras de su desconfianza. El ejemplo del jueves pasado, donde varios senadores se ausentaron o se abstuvieron, marcó que los gobernadores están dispuestos a jugar su propio juego.
El escenario electoral más próximo, el 7 de septiembre en Buenos Aires, pondrá a prueba la capacidad real de armado de La Libertad Avanza, que absorbió al PRO pero dejó afuera a socios clave. Las múltiples listas libertarias que competirán por fuera exponen la falta de cohesión. Y mientras Milei cree tener la mejor escudería electoral, el problema parecen ser los “pilotos”: los armadores de listas que responden, una vez más, a Karina Milei.
Así, la promesa de orden y eficacia con la que el presidente llegó al poder se diluye en una espiral de conflictos internos, improvisación política y frentes judiciales abiertos. A menos de un año de asumir, el proyecto libertario se encuentra en una encrucijada: si no logra redefinir su estructura de poder y construir consensos reales, el derrumbe podría ser inevitable. Como advirtió un funcionario en voz baja: “Hoy, lo único que peligra no es una ley. Es todo el proyecto”.