El avance de Karina Milei sobre las estructuras del Gobierno sumó un nuevo capítulo con una movida que sacudió al Ministerio de Defensa: el nombramiento de Francisco Adorni, hermano del vocero presidencial, al frente del Instituto de Ayuda Financiera para Pagos de Retiros y Pensiones Militares (IAF). La designación fue leída dentro del Gobierno como una intervención directa de la secretaria general de la Presidencia sobre la gestión de Luis Petri, cada vez más cuestionado por las Fuerzas Armadas.

El organismo que ahora controlará Adorni es una verdadera caja de resonancia del malestar castrense: el IAF administra los fondos destinados al pago de unos 300.000 retiros y pensiones de militares, además de otorgar millonarios créditos e inversiones, especialmente dirigidos a financiar viviendas para el personal de las Fuerzas. De hecho, uno de los últimos préstamos otorgados fue por 40.000 millones de pesos para rescatar a la golpeada obra social IOSFA, que atraviesa recortes y dificultades crecientes.

Petri había intentado designar en ese lugar a un funcionario de su confianza, pero desde Casa Rosada lo dejaron fuera de juego. La falta de respuestas concretas a los reclamos salariales, el deterioro de los servicios de salud para los uniformados y una gestión errática terminaron por erosionar el respaldo político del mendocino. Entre los militares crece el malestar y los rumores sobre su posible salida del gabinete, con la excusa de una candidatura legislativa en Mendoza el año próximo.

El desembarco de Adorni en el IAF marca un ascenso meteórico dentro de Defensa: había sido nombrado asesor en febrero y, tan solo un mes después, auditor de procedimientos internos del Ministerio, un cargo con rango de subsecretaría que ya le daba poder sobre los controles internos junto a la SIGEN. Ahora, con la presidencia del IAF, tendrá el manejo directo de los fondos más sensibles para el vínculo del Gobierno con las Fuerzas Armadas.

La jugada recuerda a la estrategia que Karina Milei utilizó en Cancillería, cuando impuso a Úrsula Basset por encima de Diana Mondino, una maniobra que terminó con la salida de la ministra. El desenlace en Defensa podría ser similar, en un contexto donde la relación con los uniformados está lejos de ser armoniosa.

Mientras tanto, dentro del círculo militar no pasa desapercibido que el responsable de la caja castrense sea el hermano del vocero presidencial. El gesto es interpretado como una muestra de que la estructura de poder real del Gobierno no está en los ministros, sino en el círculo íntimo de Karina y Javier Milei.

El futuro de Petri es incierto. El descontento castrense se acumula, la gestión no logra revertir la crisis interna y en el Congreso su última exposición profundizó el enojo. En las filas militares ya se habla de una gestión “a la deriva” y de funcionarios sin conocimiento del mundo castrense. La renuncia del general retirado Claudio Pasqualini a la Secretaría de Estrategia y Asuntos Militares en diciembre fue una de las señales de alarma que ahora parecen encaminarse a una nueva crisis ministerial.