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POLÍTICA

22 de junio de 2025

Milei se alinea con Trump e Israel y arrastra a Argentina a un conflicto global sin sentido

Mientras gran parte del mundo reclama por la paz tras el ataque de Estados Unidos a Irán, el presidente argentino decidió involucrarse en el conflicto retuiteando el respaldo israelí a Trump. La postura abre interrogantes sobre el costo internacional que podría pagar el país en una guerra ajena y sin beneficios para los argentinos.

En medio de una creciente tensión internacional tras el ataque ordenado por Donald Trump contra instalaciones nucleares de Irán, el presidente argentino Javier Milei volvió a colocar al país en el centro de un conflicto ajeno. Lejos de mantener una postura prudente o buscar canales diplomáticos que prioricen la paz, eligió expresarse a través de redes sociales replicando el respaldo de Israel a la ofensiva estadounidense.

 

La decisión sorprendió incluso en el ámbito diplomático: mientras mandatarios de América Latina como Gustavo Petro (Colombia), Miguel Díaz-Canel (Cuba) y Nicolás Maduro (Venezuela) salieron rápidamente a repudiar el bombardeo por considerarlo una escalada peligrosa en Medio Oriente, el presidente argentino prefirió replicar en X (antes Twitter) el discurso del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, quien elogió la acción militar bajo la lógica de “paz a través de la fuerza”.

En ese mensaje, Netanyahu celebró que Trump haya “negado al régimen más peligroso del mundo las armas más peligrosas del mundo”, y remarcó que el ataque marcaba “un punto de inflexión en la historia”. Milei retuiteó ese fragmento desde la cuenta de La Derecha Diario y luego sumó otros mensajes con idéntico tono, alineándose con el respaldo israelí.

Este seguidismo ciego a las políticas externas de Estados Unidos abre interrogantes profundos sobre los beneficios o sentido que podría tener para un país como Argentina involucrarse, aunque sea discursivamente, en una guerra que está lejos de sus intereses. ¿Qué gana Argentina con esto? ¿Por qué priorizar un conflicto internacional ajeno cuando los problemas estructurales del país —inflación, pobreza, desempleo— están lejos de resolverse?

El episodio hizo recordar inevitablemente a los años ‘90, cuando el gobierno de Carlos Menem, también admirado por Milei, tomó la decisión de participar en la Guerra del Golfo enviando buques militares al conflicto. Aquella decisión, según coinciden analistas de seguridad y geopolítica, fue uno de los factores que terminaron con los atentados terroristas a la embajada de Israel y la AMIA en Buenos Aires.

A la tensión geopolítica se sumó, en las últimas horas, un inquietante mensaje desde Teherán: uno de los principales asesores del líder supremo iraní, Ali Larijani, amenazó públicamente al diplomático argentino Rafael Grossi, actual titular del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). “Una vez que termine la guerra, nos ocuparemos de Grossi”, escribió Larijani en sus redes sociales. La amenaza está directamente relacionada con los informes del organismo que revelaron el nivel de enriquecimiento de uranio en Irán, datos que incomodaron al régimen islámico.

En simultáneo, Irán denunció formalmente a Grossi ante el Consejo de Seguridad de la ONU por considerar que sus declaraciones previas a los ataques israelíes “violaron el principio de imparcialidad”. Grossi, por su parte, defendió la tarea del organismo aclarando que “un informe técnico difícilmente puede ser la base de una acción militar. Venga de quien venga, es una decisión política”.

Con este escenario complejo, la postura de Milei vuelve a mostrar una diplomacia improvisada, alineada a conflictos que no representan ninguna prioridad para la Argentina y que, por el contrario, podrían traer consecuencias graves en materia de seguridad y relaciones internacionales.

Mientras los principales líderes mundiales intentan contener una nueva guerra de proporciones globales, el presidente argentino parece más interesado en sumar likes y retuits que en resguardar los intereses y la paz de su propio pueblo.

 

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