MUNDO
5 de septiembre de 2025
Una nueva diplomacia del poder: el desfile de Pekín redefine el equilibrio global

Xi Jinping consolidó su liderazgo en un desfile militar que, más allá del arsenal, buscó proyectar un nuevo escenario multipolar, donde la historia, la memoria colectiva y el presente convergen para reconfigurar las relaciones internacionales.
Reescribiendo la historia desde Tiananmén
El 3 de septiembre de 2025, Pekín fue escenario de una ceremonia solemne y estratégica para conmemorar los 80 años de la rendición de Japón, símbolo del fin de la Segunda Guerra Mundial en Asia. Además de honrar a los veteranos, el acto evocó una narrativa de renacimiento nacional, recordando cómo el país superó las humillaciones del pasado para reperfutar su posición global. Xi Jinping habló del deber de “erradicar las raíces de la guerra” y de la “interconexión del destino humano”, reivindicando un modelo de seguridad colectiva basado en el respeto mutuo.
Unidad entre aliados emergentes y voces de consenso internacional
Junto al presidente chino desfilaron Vladimir Putin y Kim Jong Un, reafirmando una alianza estratégica con impactos globales concretos. A diferencia del aislamiento occidental de años pasados, esta vez, Pekín instaló la imagen de un eje euroasiático cohesionado, respaldado por acuerdos en energía e inteligencia artificial firmados durante el evento.
Tecnología al servicio de la estrategia nacional
El desfile exhibió avances militares de alto impacto tecnológico: misiles intercontinentales con capacidad nuclear (DF-5C, DF-31BJ, DF-61), sistemas antimisiles HQ-29 capaces de neutralizar satélites, vehículos submarinos sin tripulación (XLUUV), y sistemas de combate hipersónicos como el DF-17 y el DF-26D (apodado “Guam Killer”) . Esta combinación de equipos simboliza una doctrina de defensa avanzada en múltiples dimensiones—tierra, mar, aire y espacio—enmarcada como parte de la modernización militar en curso.
Mensaje estratégico: paz, diálogo y alternativas al unipolarismo
Xi aprovechó la ocasión para enarbolar un discurso que rechaza “el hegemonismo” y la lógica del “suma cero”, promoviendo en cambio la paz, el diálogo y vincular el pasado bélico con los retos actuales . Lejos de ser una simple demostración de fuerza, el objetivo fue consolidar la legitimidad de China como líder global, particularmente para el mundo en desarrollo, golpeado por la volatilidad de las políticas exteriores occidentales.
Una diplomacia simbólica con múltiples rostros
Kim Jong Un dio un paso inédito hacia la escena internacional desde su país: fue acompañante del desfile junto a su hija Ju Ae, símbolo de la continuidad del régimen y su creciente rol diplomático . Mientras tanto, Putin selló con Xi acuerdos clave en sectores estratégicos, en momentos donde el vínculo euroasiático busca perfilarse como un contrapeso al bloque occidental .
Más allá del desfile: conectando historia, poder y futuro
Este evento no solo conmemoró el pasado, sino que articuló una visión geopolítica de largo plazo: una alianza reforzada entre China, Rusia, Corea del Norte y otros países del Global South, basada en cooperación recíproca, apoyo económico y resistencia a modelos democráticos occidentales como dogma indeclinable.
En suma, el desfile militar del 3 de septiembre fue más que una exhibición armamentística: fue una manifestación deliberada de un liderazgo emergente que articula historia, legitimidad interna y diplomacia estratégica, en una partida global que se juega también desde los símbolos.