El PRO enfrenta una situación compleja en las negociaciones con el Gobierno nacional en torno al Presupuesto 2025, con una creciente frustración que se refleja en los principales referentes del partido, encabezados por el expresidente Mauricio Macri. El malestar ha alcanzado tal magnitud que los dirigentes consideran que es más beneficioso para sus intereses mostrarse inflexibles frente a la Casa Rosada. “Estamos más para un no que para un sí”, admitió un miembro cercano a la mesa chica del PRO, en una reunión celebrada en el centro de convenciones de la Ciudad de Buenos Aires.

Con la mirada puesta en un eventual acuerdo electoral para el próximo año, Macri congregó a varios referentes clave del partido, incluidos Rogelio Frigerio, Ignacio Torres, Jorge Macri, y figuras como Cristian Ritondo, María Eugenia Vidal y Diego Santilli. La exigencia de certidumbre en los fondos asignados a las provincias y el pedido de que se salden deudas previsionales y de coparticipación están entre los principales puntos que preocupan a los gobernadores del PRO, quienes ven en la falta de respuestas una señal preocupante. Incluso Santilli, quien mantiene una cercanía con La Libertad Avanza, resaltó la necesidad de endurecer la postura frente al Gobierno.

El descontento se extiende a otros ámbitos. A nivel porteño, Jorge Macri, jefe de Gobierno de la Ciudad, se encuentra en una batalla por mantener el control del distrito ante lo que percibe como un intento del Gobierno de arrebatarle protagonismo al PRO en la capital, donde el partido ha dominado durante casi dos décadas. La reciente iniciativa legislativa, patrocinada por el bloque afín a Karina Milei, que proponía desde la venta de empresas públicas hasta un protocolo contra piquetes, aumentó la tensión entre el PRO y La Libertad Avanza. La intervención del consultor estrella de la Casa Rosada, que accedió a postergar la presentación formal de este proyecto, fue clave para evitar una crisis aún mayor.

Macri se muestra escéptico sobre la relación del PRO con el Gobierno, cuestionando la influencia del asesor presidencial, quien maneja temas estratégicos sin un cargo formal. Al exmandatario le preocupa que la indefinición sobre un acuerdo electoral pueda perjudicar al PRO y considera que un anuncio concreto sería favorable para el clima económico.

Por ahora, el PRO se encuentra en una encrucijada entre defender sus intereses y mantener cierta colaboración con la Casa Rosada, mientras observa con preocupación el avance del Gobierno sobre su “casa matriz” en la Ciudad.