El bloque de la Unión Cívica Radical (UCR) en la Cámara de Diputados sufrió una fractura irreparable. Tras una serie de tensiones internas y discrepancias con el liderazgo de Rodrigo De Loredo, un grupo de 12 diputados, encabezado por Martín Lousteau y Facundo Manes, decidió abandonar la bancada. La gota que colmó el vaso fue la participación de varios legisladores radicales en una reunión con el gobierno en Casa Rosada para discutir el presupuesto 2025, lo que fue visto como una traición por parte de los disidentes.

Según confirmaron fuentes cercanas a la interna radical, el nuevo bloque ya está en proceso de formación y cuenta con figuras clave como Pablo Juliano, mano derecha de Manes, quien suena como posible jefe de la bancada. El grupo está compuesto por diputados como Fernando Carbajal, Marcela Coli, Jorge Rizzotti, Manuel Aguirre, Carla Carrizo y Danya Tavela, entre otros.

El origen del quiebre

La ruptura del bloque radical no fue un hecho aislado. Las diferencias venían escalando desde hace meses, pero la convocatoria a la Casa Rosada, en la que participaron varios diputados cercanos a De Loredo, desató el conflicto final. Durante esa reunión, que fue encabezada por altos funcionarios del gobierno de Javier Milei, los radicales discutieron el apoyo al presupuesto 2025 y temas sensibles como la privatización de Aerolíneas Argentinas y los vetos presidenciales que afectaron el financiamiento universitario y el haber jubilatorio.

Este acercamiento al oficialismo fue visto como una línea roja por los seguidores de Lousteau y Manes, quienes no tardaron en expresar su rechazo. “Hoy el presidente de bloque y un grupo de diputados radicales decidieron sumarse como aliados al oficialismo”, expresaron en un comunicado, donde también reafirmaron su compromiso con la educación pública, los jubilados y el federalismo.

Consecuencias políticas

Con la salida de estos 12 diputados, el bloque radical en la Cámara de Diputados pierde un número significativo de miembros, reduciéndose de 33 a 21. Esta escisión llega en un momento crítico, con el debate del presupuesto nacional en marcha y la necesidad de mantener la cohesión interna para negociar en el Congreso.

Pese a los esfuerzos de figuras como Julio Cobos y Mario Barletta por mantener la unidad del bloque, las tensiones eran insostenibles. La foto de los diputados radicales en Casa Rosada, junto a funcionarios del gobierno, fue el detonante final para que el sector disidente decidiera romper filas y formar su propio espacio.

Un futuro incierto

Aunque aún no se ha definido el nombre del nuevo bloque, los diputados disidentes ya han dejado en claro que su objetivo es construir una alternativa política coherente con los valores del radicalismo. “Construir el país que nos merecemos los argentinos es nuestro objetivo”, afirmaron desde el sector, que mañana se reunirá para definir su denominación y presentar formalmente la conformación de la nueva bancada en el Congreso.

Mientras tanto, el bloque oficialista de la UCR intenta recomponerse tras el golpe, consciente de que la salida de Lousteau y Manes no solo debilita su fuerza en la Cámara, sino que también abre un nuevo frente de disputa interna en el partido.