Mariano Campero, Martín Arjol, Pablo Cervi y Luis Picat, protagonistas de la polémica, se encuentran bajo la lupa de sus propios compañeros de partido.

En una reunión que dejó en evidencia el malestar, la diputada Marcela Coli no dudó en confrontar directamente a Campero, sugiriendo su desconfianza hacia él por sus acercamientos con el Gobierno nacional. "Te quiero, Marianito, pero no confío en vos", fueron sus palabras antes de que Campero abandonara rápidamente la sala para asistir a un asado en la Quinta de Olivos con el presidente.

Este episodio marca el tono de las discusiones internas dentro de un bloque que, tras la decisión de la Convención Radical de suspender las afiliaciones de los legisladores en cuestión, se enfrenta a una fractura inminente. Aunque no se logró el quórum para expulsarlos del bloque, la ruptura parece inevitable. Los llamados "radicales con peluca" —en referencia a su cercanía con Milei— permanecen dentro, pero con la certeza de que el bloque no volverá a funcionar de la misma manera.

Las divisiones dentro del radicalismo

La famosa foto en Casa Rosada no fue más que el detonante de una crisis que venía gestándose. Al interior del radicalismo no hay dos bandos claramente definidos, sino múltiples grupos que intentan acomodarse en medio de alianzas cambiantes. Figuras como Patricia Bullrich y Luis Petri, que jugaron un papel clave en la conformación de listas dentro de Juntos por el Cambio, también han sido mencionadas como parte de las negociaciones que favorecieron el acercamiento entre los legisladores disidentes y el gobierno libertario.

Uno de los puntos más discutidos es el futuro político de Mariano Campero, quien apuesta a ser gobernador de Tucumán y ve en Milei una oportunidad para conseguirlo. Mientras tanto, el neuquino Pablo Cervi también está en el centro de las especulaciones, ya que algunos señalan que podría asumir en el Senado en reemplazo de Lucila Crexell, lo que representaría una pérdida más para el bloque radical.

Un bloque cada vez más dividido

El actual presidente del bloque radical, Rodrigo de Loredo, lidera una de las tantas líneas internas del partido, con su principal adversario siendo Facundo Manes. Sin embargo, la lealtad hacia estos líderes es relativa, ya que muchos legisladores pueden alinearse temporalmente con ellos sin comprometer su independencia. En este contexto, De Loredo enfrenta el desafío de mantener cohesionado un grupo cada vez más fragmentado, mientras Manes y su entorno hacen cálculos para desplazarlo de la presidencia.

A pesar de la evidente fragmentación, la falta de consenso para tomar decisiones dentro del bloque quedó en evidencia durante la última reunión, donde la mayoría optó por no expulsar a los legisladores en la mira. En palabras de un radical moderado: "No estamos en condiciones de rajar a nadie, sigamos para adelante".

En medio de estas tensiones, el futuro del radicalismo en Diputados es incierto. Con las alianzas cambiando y las lealtades cuestionadas, el bloque se enfrenta a un proceso de reconfiguración que podría dejar a varios legisladores fuera de juego, mientras otros buscan nuevas oportunidades de poder.