NACIONALES
5 de julio de 2025
Petri compra tanques usados a EE.UU. y desata la bronca del Ejército: “Son tres veces más caros que los de Brasil”

La adquisición de blindados Stryker a Estados Unidos tensó al máximo la interna en las Fuerzas Armadas. Los uniformados cuestionan el alto costo, la falta de condiciones técnicas y el impacto sobre la industria nacional.
Escalada militar… de malestar: el Ejército cuestiona con dureza la compra de blindados Stryker a Estados Unidos
La decisión del ministro de Defensa, Luis Petri, de avanzar con la compra de 27 vehículos blindados Stryker al gobierno de Estados Unidos, lejos de representar una modernización celebrada por las Fuerzas Armadas, generó una tormenta interna que ya se hace sentir en los cuarteles. La operación, oficializada durante una visita al Pentágono, encendió las alarmas dentro del Ejército, donde acusan al Gobierno de priorizar la foto política por encima de la planificación militar.
Los Stryker modelo 1126, usados previamente en conflictos como Irak y Afganistán y luego descartados por Chile, implican para Argentina un gasto de 100 millones de dólares. Esto equivale a 3,7 millones por unidad, una cifra que las fuentes castrenses consideran desproporcionada en comparación con otras alternativas más modernas, baratas y funcionales. La más mencionada es la propuesta brasileña: 161 unidades del Guaraní —vehículos más nuevos, con tecnología nacional y adaptados a la geografía local— por 400 millones de dólares. Es decir, USD 2,5 millones por unidad, un 30% menos que los Stryker.
Tecnología sin lógica local
Más allá del precio, los técnicos militares también apuntan contra las limitaciones operativas del modelo elegido. A diferencia de los Guaraníes brasileños, los Stryker no son anfibios, lo que reduce sus posibilidades de despliegue en regiones inundables o con cursos de agua. Además, su mantenimiento requeriría de infraestructura que no está disponible en el país, lo que multiplicaría los costos logísticos.
Otra de las críticas centrales gira en torno al impacto sobre la industria nacional. Los vehículos brasileños cuentan con motores y transmisiones fabricados por IVECO en Córdoba, lo que implicaría una inyección directa de recursos a empresas locales, además de favorecer la interoperabilidad con países vecinos del Mercosur.
Decisión geopolítica, malestar interno
Desde el Ministerio de Defensa justifican la compra como parte de una política de realineamiento internacional, que incluye también la adquisición de aviones F-16 a Dinamarca y un acercamiento estratégico a la OTAN. Pero dentro de las Fuerzas Armadas la lectura es otra: muchos ven estas decisiones como imposiciones externas que ignoran las necesidades del terreno y los desarrollos propios.
“El Gobierno busca alinearse con Estados Unidos, pero lo hace a costa de la operatividad real de nuestras fuerzas”, expresó una fuente militar consultada bajo estricta reserva. El malestar, aseguran, no es nuevo: se suma a un clima enrarecido por conflictos en el Colegio Militar y versiones sobre la posible disolución de la constructora castrense.
En un escenario donde la conducción civil y las fuerzas operativas deberían estar más alineadas que nunca, la compra de los Stryker dejó en evidencia una grieta cada vez más profunda. La decisión, lejos de blindar al Gobierno, parece haberle abierto un nuevo frente de conflicto en su propia tropa.