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ECONOMÍA

26 de junio de 2025

El 50% de los hogares sufre estrés económico y ya alcanza a sectores medios, según la UCA

Un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina reveló que el malestar económico supera incluso los límites de la pobreza estructural. El deterioro afecta a familias sin carencias previas y se agrava en hogares con niños, por la inflación, la pérdida de poder adquisitivo y las restricciones en salud.

Sobrevivir en la Argentina de la crisis: el estrés económico ya afecta a la mitad de los hogares y crece en sectores medios

El Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) encendió una alarma que pone en jaque la narrativa tradicional sobre pobreza y exclusión. Su último informe, correspondiente al cierre del año 2024, revela que más del 50% de los hogares argentinos atraviesan una situación de estrés económico, el nivel más alto desde la pospandemia. Lo llamativo: el fenómeno ya no es exclusivo de los sectores históricamente vulnerables, sino que se ha expandido con fuerza hacia los estratos medios, incluyendo familias sin carencias estructurales.

El estudio, que será presentado oficialmente esta semana, analiza una dimensión distinta a la de los indicadores clásicos de pobreza e indigencia. El estrés económico se mide desde una percepción cotidiana de las dificultades materiales, con un enfoque que —como señala el investigador Agustín Salvia— permite capturar una realidad que el INDEC no refleja completamente: la del “no me alcanza”.

Una crisis que perfora la clase media

Mientras el INDEC reportó una pobreza del 38,1% y una indigencia del 8,2%, el estrés económico alcanzó al 50% de los hogares en Argentina. Incluso en los sectores medio-altos, el porcentaje creció del 13,5% en 2023 al 15,2% en 2024, el mayor nivel desde la pandemia.

El impacto más crudo, sin embargo, se observa en los sectores medios-bajos, donde el estrés económico escaló del 35,7%, mostrando un deterioro notable en apenas dos años. Entre los sectores bajos, el fenómeno afecta al 61,5% de los hogares, mientras que en los sectores más vulnerables la cifra llega al 75,3%, reflejando un salto de más de seis puntos en solo un año.

El dato más preocupante es que esta percepción de carencia y angustia económica crece incluso entre quienes no tienen privaciones estructurales. En esos hogares, el estrés aumentó del 15,5% al 22,8% en apenas un año. “Esto habla de una crisis que ya no distingue clases sociales”, advierte el informe.

Infancia y desigualdad: los más golpeados

El relevamiento muestra que la situación se agrava considerablemente en hogares con niños y niñas: el 54,6% de estas familias experimentan estrés económico, frente al 38% de los hogares sin menores a cargo. La brecha alerta sobre una regresión en las condiciones de vida de la niñez y una profundización de la desigualdad de oportunidades.

“El estrés económico no solo mide cuánto se tiene, sino cuánto se pierde. Por eso, cuando un hogar con niños ve recortados sus ingresos o se le dificulta acceder a medicamentos o alimentos, el daño es doble”, explicó Salvia.

Salud y trabajo: los nuevos frentes de la vulnerabilidad

Durante 2024, los recortes en prestaciones del PAMI y la caída del consumo de medicamentos recetados evidenciaron una degradación del acceso a la salud, lo cual incide directamente en los niveles de estrés social.

El informe también relaciona el aumento del malestar con la caída del poder adquisitivo y la imposibilidad de generar ahorro o cubrir consumos esenciales, especialmente en hogares con trabajadores informales o con empleo precarizado.

Una nueva cara de la pobreza

La conclusión del ODSA es tajante: ya no alcanza con medir la pobreza como exclusión estructural. Hoy, la crisis se manifiesta como una degradación sostenida del bienestar en franjas que históricamente estuvieron a salvo de los indicadores de emergencia.

“Estamos ante un empobrecimiento silencioso pero constante de los sectores medios, que hoy sienten en carne propia lo que antes solo afectaba a los más pobres”, concluye el informe.

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