La lucha por el dominio de la derecha argentina se intensifica con la creciente fractura interna entre los sectores del macrismo y La Libertad Avanza (LLA). La reciente decisión de Jorge Macri de adelantar las elecciones municipales en la Ciudad de Buenos Aires no solo refleja la competencia por el poder en el territorio más rico del país, sino que también es un reflejo de la crisis dentro del PRO, partido que alguna vez fue símbolo de unidad en la oposición.

Jorge Macri se enfrenta al desafío de mantener el control de la capital, mientras su primo, Mauricio Macri, se aleja cada vez más de la política activa. Las figuras del PRO, como Laura Alonso y María Eugenia Vidal, parecen no ser suficientes para mantener la hegemonía del partido. En este escenario, la disputa por la candidaturas municipales toma un giro inesperado, con figuras como Fernán Quirós y otros aliados a la derecha luchando por el poder.

La tensión se profundiza cuando los hermanos Milei, con la figura de Karina Milei a la cabeza, se oponen abiertamente a las maniobras de los Macri. La facción libertaria ve con recelo la estrategia de Jorge Macri y la alianza con figuras como Patricia Bullrich, quien parece querer reconstruir su influencia en la seguridad y la política porteña. La pugna se agudiza por la disputa de espacios políticos y ministeriales, evidenciada en las tensiones entre Macri y la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. La desconfianza entre ambos crece, mientras Macri intenta restaurar su imagen frente a una base electoral cada vez más volátil.

En paralelo, los escándalos de seguridad en la Ciudad de Buenos Aires, como las frecuentes fugas de presos, han convertido a la administración porteña en un blanco para sus detractores. Bullrich, quien ha mantenido una relación ambigua con el macrismo, no duda en capitalizar estos errores de gestión en su campaña, mientras el ex presidente Macri lucha por recuperar el control sobre la narrativa de la seguridad. La fuga de policías bonaerenses a la Ciudad de Buenos Aires y la situación caótica dentro de la fuerza policial agravan aún más la crisis interna.

Mientras tanto, en el terreno económico, Javier Milei, con su modelo de ajuste fiscal y dolarización, enfrenta el desafío de lidiar con la crisis económica interna y los efectos externos, como la devaluación en Brasil y la caída de los commodities. Su gestión ha sido marcada por tensiones en la Corte Suprema, donde la intención de ampliar el tribunal para blindar sus reformas podría generar un choque con los sectores kirchneristas y judiciales.

La situación económica de Argentina se complejiza a medida que las reservas del Banco Central se ven amenazadas, mientras el presidente se ve obligado a maniobrar entre las demandas de su propio gabinete y la presión internacional. La inflación, la deuda externa y los ajustes fiscales amenazan con sumergir al país en una nueva crisis, mientras la falta de consenso en el frente interno parece ser el mayor obstáculo para avanzar en su agenda.

A pocas horas del inicio del año electoral, la derecha argentina parece estar atrapada en su propio juego de poder, donde las divisiones internas y las luchas por el control no solo definen el destino de sus dirigentes, sino también el futuro económico y político del país. La pelea de los hermanos Milei con los primos Macri podría ser solo el principio de una nueva etapa para la política argentina, marcada por la ambición, las traiciones y los ajustes de cuentas.