Uno de los principales puntos de conflicto está relacionado con las demandas de los mandatarios provinciales, en especial de aquellos alineados con Juntos por el Cambio. Sus pedidos, que incluyen mayor financiamiento para obras públicas paralizadas, la revisión de deudas previsionales y ajustes al esquema de coparticipación, han sido rechazados por el oficialismo. Aunque algunos avances se lograron en relación con proyectos de infraestructura avanzados en más de un 80%, otras demandas, como la redistribución de los Aportes del Tesoro Nacional y los fondos del impuesto a los combustibles, siguen siendo motivo de discordia.

El oficialismo también enfrenta críticas por la llamada Regla Fiscal incluida en el proyecto. Según la propuesta, los recortes por menores ingresos fiscales afectarían directamente a las provincias, mientras que cualquier superávit sería utilizado de manera discrecional por el Gobierno central. Este punto ha generado el rechazo de los gobernadores, que demandan eliminar esa cláusula.

El escenario político complica aún más el panorama. Unión por la Patria, liderado por Germán Martínez, ya anticipó su rechazo total al proyecto, calificándolo como un avance hacia el ajuste y la destrucción del Estado. De igual forma, el Frente de Izquierda, a través de Christian Castillo, se pronunció en contra.

Mientras tanto, los bloques opositores de Juntos por el Cambio y Democracia para Siempre, que representan a sectores críticos del radicalismo, están divididos. Aunque algunos plantean apoyar el dictamen con modificaciones, otros evalúan presentar una propuesta propia si las demandas provinciales no son atendidas.

La Libertad Avanza, encabezada por Javier Milei, enfrenta dificultades para consolidar apoyos. Si bien había expectativas de alcanzar acuerdos con sectores moderados, los desacuerdos sobre el destino de los fondos y el manejo de las transferencias fiscales han dejado al bloque oficialista cada vez más aislado.

Una posible salida podría surgir de un dictamen impulsado por Encuentro Federal, liderado por Miguel Pichetto, que cuenta con el respaldo de figuras como Martín Llaryora, Rogelio Frigerio e Ignacio Torres. Sin embargo, el acompañamiento de otros bloques dependerá de cómo se ajusten las negociaciones en las próximas horas.

El tiempo apremia y las negociaciones están en un punto muerto. Sin acuerdos claros con los gobernadores y con un Congreso dividido, la aprobación del Presupuesto 2025 corre serio riesgo de fracasar, abriendo la puerta a un complejo escenario de incertidumbre política y económica.