A menos de dos semanas del inicio de los Juegos Olímpicos de París 2024, el gobierno de Javier Milei tomó una decisión drástica: destituir a Julio Garro, su subsecretario de deportes, cercano a Mauricio Macri. La medida se da en un contexto de intensa disputa por la implementación de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) en Argentina, un tema que ha generado fuertes tensiones con la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).

La gota que colmó el vaso fue la mención de Lionel Messi en una declaración de Garro, exigiendo al capitán de la selección argentina que pidiera disculpas tras la polémica con Enzo Fernández, quien había sido acusado de cantar una canción racista y homofóbica. Aunque Fernández se disculpó rápidamente, la intervención de Garro desató una ola de críticas hacia él y hacia el gobierno, exacerbando la crisis.

Sin embargo, la controversia sobre Messi no fue el único factor que llevó a la destitución de Garro. Su gestión ya había sido cuestionada por varios errores relacionados con las SAD. Recientemente, Garro había comparado la gestión de un club deportivo con abrir una cervecería, lo que fue visto como una falta de respeto y comprensión hacia el deporte y sus instituciones. Además, su intento de promover las SAD mediante el apoyo de una Sociedad de Fomento, presentada erróneamente como un importante club platense, terminó en un fiasco cuando se reveló que se trataba del modesto club José Hernández, que juega en una liga regional.

La destitución de Garro es el segundo cambio significativo en este puesto durante la gestión de Milei, tras la salida de Ricardo Schliepper y la llegada de Daniel Scioli. Esta inestabilidad refleja la intensa lucha interna por el control y la dirección de la política deportiva en el país.

En paralelo, el gobierno se prepara para avanzar con la reglamentación del Decreto que modifica la Ley del Deporte, permitiendo a los clubes conformar Sociedades Anónimas o vender parcialmente sus activos. Esta iniciativa, promovida por el ministro Federico Sturzenegger, busca impulsar la creación de SAD, aunque enfrenta una medida cautelar que ha suspendido temporalmente su implementación.

Guillermo Tofoni, uno de los principales defensores de las SAD y adversario de la AFA, afirmó que el interés de los inversores no está en adquirir clubes individualmente, sino en el "producto completo" que ofrecen las SAD. Este enfoque resalta la diversidad de modelos de negocio en la región, con legislaciones y estructuras diferentes en países como Brasil, Chile y Uruguay, cada uno con sus propios interesados y dinámicas.

Con la destitución de Garro, el PRO pierde un escaño clave en el ámbito deportivo, mientras que La Libertad Avanza, gana terreno para colocar a un nuevo representante que alinee con sus intereses. La salida de Garro y los cambios en la política deportiva subrayan las profundas divisiones y desafíos que enfrenta el gobierno en su intento de reformar el deporte argentino.