Javier Milei se mantiene firme en su estrategia "a todo o nada", pero enfrenta complicaciones políticas y judiciales. La conformación de comisiones en el Congreso genera desorden, y la Ley Ómnibus enviada por Milei encuentra resistencia. Tensiones internas en su gabinete, particularmente con el ministro del Interior Guillermo Francos, muestran grietas en su círculo cercano. Además, la reciente derrota judicial del decreto de desregulación económica propuesto por el asesor Federico Sturzenegger plantea desafíos significativos. 

A poco más de un mes de asumir la presidencia, Javier Milei se enfrenta a desafíos significativos que amenazan con alterar su estrategia inicial de shock para los primeros meses de su gobierno. La conformación de comisiones en el Congreso, vital para avanzar en su plan de reformas, se ha convertido en un desorden total, según fuentes parlamentarias. La Ley Ómnibus, pieza clave en su ambicioso proyecto, encuentra resistencia y dispersión en la composición parlamentaria, anticipando un escenario incierto en la aprobación de sus reformas.

Milei, conocido por su determinación, sigue adelante rediseñando su estrategia jurídica, pero se enfrenta a un contexto político y judicial que pone en riesgo la viabilidad de sus propuestas. En su círculo cercano, tensiones internas empiezan a emerger, especialmente con el ministro del Interior, Guillermo Francos, cuyo estilo negociador más aperturista contrasta con las posiciones más duras de algunos sectores libertarios.

El panorama se complica aún más con las recientes derrotas judiciales del asesor sin cartera Federico Sturzenegger, cuyo decreto de desregulación económica enfrentó duras críticas y contratiempos legales. La resistencia sindical también ha logrado éxitos, como la cautelar que frenó el capítulo de la reforma laboral incluido en el DNU, marcando un revés para el gobierno.

En cuanto al gabinete de Milei, aún persisten vacíos importantes, como la intendencia de la quinta de Olivos, lo que refleja la incertidumbre y desconfianza en torno al proyecto presidencial. La mesa chica, integrada por su hermana Karina, el estratega Santiago Caputo, el jefe de Gabinete Nicolás Posse y el ministro del Interior Guillermo Francos, enfrenta tensiones internas y pases de factura, revelando las grietas en el núcleo de confianza del presidente.

En el ámbito legislativo, La Libertad Avanza se encuentra con la dispersión de la composición parlamentaria, complicando la aprobación de la Ley Ómnibus. Milei, buscando apoyo, optó por que el PRO se quedara con la presidencia de la Cámara de Diputados, con Cristian Ritondo a la cabeza. Sin embargo, este movimiento no está exento de controversias y desafíos para consolidar el respaldo necesario.

En medio de este escenario, Milei mantiene su convicción de contar con suficiente respaldo social para avanzar con sus reformas. Sin embargo, cierta "angustia" entre su electorado por la crisis económica y la mega devaluación comienza a emerger, planteando interrogantes sobre la sostenibilidad del proyecto a largo plazo.

En un intento por abordar la creciente preocupación social, Milei eligió a Patricia Bullrich para liderar el área de seguridad, reconociendo la importancia de mantener el orden ante posibles protestas. El protocolo anti-piquetes, celebrado por el gobierno, busca construir un relato en torno a la seguridad, pero el desafío radica en sostenerlo frente al próximo paro general y la marcha sindical programada para fines de mes.

En resumen, el gobierno de Milei se enfrenta a una encrucijada crucial. Las tensiones políticas, judiciales y las incertidumbres en su propio gabinete ponen a prueba la viabilidad de su estrategia "a todo o nada". La capacidad de Milei para superar estos obstáculos determinará el rumbo de su presidencia en los próximos meses.