POLÍTICA
10 de diciembre de 2025
Milei viajó a Oslo para una foto que nunca llegó: sin Machado, sin Trump y un costo de más de 300mil Usd

El Presidente cruzó el Atlántico junto a su hermana en un viaje millonario para mostrarse en la ceremonia del Nobel de la Paz, pero terminó regresando sin foto, sin reuniones y sin el impacto político que buscaba.
El viaje de Javier Milei a Oslo, pensado como una jugada internacional de alto impacto, terminó convertido en una postal incómoda. El Presidente aterrizó en la capital noruega con la expectativa de recibir exposición global, sumar una foto simbólica con la ganadora del Nobel de la Paz, María Corina Machado, y encontrarse con figuras políticas afines como Donald Trump. Pero nada de eso ocurrió: Machado no asistió a la premiación, Trump tampoco apareció y la agenda oficial que lo esperaba en la ciudad escandinava se derrumbó en cuestión de horas.
Un viaje de USD 300 mil para volver con las manos vacías
Milei viajó a Oslo en el avión presidencial acompañado por su hermana y secretaria general, Karina Milei. Solo el traslado se estima en alrededor de USD 300 mil, sin contar otros gastos operativos. La comitiva se alojó en el tradicional Gran Hotel de Oslo, donde una habitación puede superar fácilmente los 1.000 euros por noche, uno de los alojamientos más costosos de la ciudad.
La estadía apuntaba a construir una presencia internacional fuerte en la entrega del Premio Nobel de la Paz, un escenario ideal para el tipo de exposición que Milei persigue desde su llegada al poder. Pero la foto buscada nunca llegó.
Sin Machado, sin Trump y con una presencia diplomática menor
Milei desembarcó en Oslo el martes, vestido con un llamativo mameluco azul de YPF, el mismo que había utilizado un día antes al recibir al economista estadounidense Robert Merton. El gesto, una mezcla de marketing energético y provocación estética, generó sorpresa en la escena formal del Nobel.
Mientras tanto, todavía era incierta la llegada de Donald Trump, figura con la que Milei buscaba mostrarse. Finalmente, el expresidente estadounidense no apareció. Tampoco asistieron referentes republicanos cercanos al libertario, como Marco Rubio, Pete Hegseth o Christopher Landau.
En cambio, las únicas presencias confirmadas fueron mandatarios con los que Milei no comparte afinidad política ni entusiasmo: Santiago Peña (Paraguay), Daniel Noboa (Ecuador) y José Raúl Mulino Quintero (Panamá). Para la foto que buscaba Milei, el escenario quedó muy lejos del ideal.
La ausencia que desarmó todo: “Maricori” no llegó a Oslo
Minutos antes de la ceremonia, Milei recibió la noticia que terminaría por derrumbar el sentido de su viaje: María Corina Machado no llegaría a tiempo a la premiación. La dirigente venezolana —en clandestinidad en Caracas y en permanente movimiento para evitar ser capturada por el régimen de Nicolás Maduro— no pudo viajar a Noruega.
En su lugar, fue su hija quien recibió el Premio Nobel de la Paz. La ausencia de Machado no solo eliminaba la foto que Milei buscaba, sino que quitaba el principal valor simbólico del viaje.
Reuniones canceladas y regreso anticipado
Milei tenía programados encuentros diplomáticos de alto nivel: una audiencia con el Rey Harald V, hijo del histórico Olaf, y una reunión con el primer ministro noruego, Jonas Gahr Støre, hijo de Ulf. Ambas citas habían sido confirmadas y formaban parte del paquete político que justificaba la gira.
Pero tras confirmarse que no habría foto con Machado —el eje central del viaje—, el Presidente decidió cancelar todas las reuniones oficiales y regresó a Buenos Aires de inmediato. La agenda se desintegró y, con ella, cualquier posibilidad de mostrar un resultado político concreto.
Un viaje sin retorno político
Lo que prometía ser una movida diplomática de alto impacto terminó como una excursión fallida. Sin la foto con Machado, sin la presencia de Trump, sin reuniones oficiales y con un gasto millonario, el paso de Milei por Oslo dejó más preguntas que logros.
