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POLÍTICA

6 de noviembre de 2025

Bessent se llevó los dólares y dejó una nueva deuda al Banco Central

Los fondos que Estados Unidos aportó para estabilizar el dólar antes de las elecciones se transformaron en un préstamo por más de 2.100 millones de dólares a cargo del BCRA, que ahora deberá pagar una tasa no revelada. La operación, rodeada de opacidad, deja en duda la verdadera situación financiera del organismo.

Los dólares que el Tesoro de Estados Unidos aportó para contener la corrida cambiaria en Argentina se convirtieron finalmente en una deuda que quedó bajo responsabilidad del Banco Central. El préstamo, estimado en unos 2.100 millones de dólares, devengará una tasa de interés que aún no fue informada oficialmente, y forma parte del swap de monedas por 20.000 millones de dólares acordado entre ambos países, cuyas condiciones permanecen en secreto.

La maniobra, diseñada por el secretario del Tesoro argentino, Scott Bessent, permitió garantizar una relativa calma cambiaria en la antesala de las elecciones legislativas de octubre pasado. Sin embargo, el costo de ese salvataje recién empieza a conocerse. Según especialistas que analizaron los balances del BCRA, los pesos que recaudó el Tesoro estadounidense fueron colocados inicialmente en una Letra en pesos del Banco Central, que desapareció de los registros contables a fines de octubre. Desde entonces, esa colocación habría sido reconvertida en el mencionado préstamo externo.

Las fuentes consultadas estiman que el crédito podría devengar una tasa anual entre el 4% y el 6%, aunque no hay información oficial sobre los plazos ni sobre las garantías ofrecidas. Este punto resulta clave para determinar la real capacidad de pago del Banco Central, que continúa mostrando un nivel de reservas netas negativo y una dependencia creciente del financiamiento internacional.

En paralelo, el Tesoro argentino logró este miércoles una licitación favorable que le permitió recuperar liquidez tras el fracaso de la semana anterior, cuando no había podido renovar vencimientos por 5 billones de pesos. En esta oportunidad, consiguió captar 8,5 billones de pesos, con vencimientos estimados en 4,5 billones, gracias al canje de bonos con el Banco Central, el Banco Nación y el Fondo de Garantía de Sustentabilidad.

Con ese resultado, el Gobierno consiguió recomponer parcialmente la llamada “Cuenta 2020”, el fondo donde se depositan los pesos obtenidos por la colocación de deuda. Hasta fines de octubre, el saldo había caído a su nivel más bajo desde abril, cuando el Banco Central había emitido 11 billones de pesos bajo el concepto de “ganancia contable” para financiar al Tesoro.

Mientras tanto, la atención del mercado cambiario se concentró en la liquidación de los 500 millones de dólares que YPF obtuvo por su emisión de deuda. La petrolera estatal comenzó a vender divisas, lo que presionó a la baja al tipo de cambio: el dólar mayorista cerró en $1.447, el MEP en $1.478 y el contado con liquidación en $1.495.

El Tesoro, por su parte, no habría intervenido como comprador en el mercado oficial, pese a la necesidad de reunir fondos para cumplir con el pago al Fondo Monetario Internacional, que fue postergado para este viernes. Si mantiene esa postura, podría verse obligado a adquirir directamente dólares al Banco Central o a solicitar una nueva activación del swap con el Tesoro estadounidense, lo que implicaría seguir acumulando deuda a tasas desconocidas.

En un contexto de creciente hermetismo sobre las cuentas públicas y los compromisos financieros del país, la operación con el Tesoro de Estados Unidos plantea más interrogantes que certezas: ¿a cuánto asciende realmente el costo de la estabilidad cambiaria que el Gobierno exhibe como logro? Y, sobre todo, ¿quién terminará pagando la factura?

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