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POLÍTICA

18 de diciembre de 2025

La reforma laboral se frena en el Congreso y pasa a febrero: un revés político para el Gobierno

El oficialismo no logró cerrar acuerdos y el debate de uno de sus proyectos clave quedó postergado tras una jornada tensa en el Senado, con presión sindical y fisuras entre los aliados.

El debate por la reforma laboral impulsada por el gobierno de Javier Milei no avanzará este año. Luego de una jornada cargada de tensiones políticas, negociaciones fallidas y protestas sindicales en las calles, el Senado resolvió postergar el tratamiento del proyecto hasta febrero, en lo que representa un traspié significativo para la estrategia legislativa del Ejecutivo.

La decisión se terminó de sellar este jueves en el Congreso, durante el plenario de comisiones que analizaba la iniciativa. Aunque el oficialismo logró firmar un dictamen, la falta de consensos sólidos y el temor a una derrota en el recinto obligaron a patear la discusión para el inicio del próximo período parlamentario, dejando en evidencia las dificultades del Gobierno para imponer su agenda sin una mayoría propia.

Un proyecto central que no logró despegar

La reforma laboral es una de las apuestas estructurales del Gobierno libertario. El proyecto propone cambios profundos en el régimen de trabajo, con el argumento de modernizar el mercado laboral, reducir la litigiosidad y fomentar el empleo formal. Sin embargo, desde su presentación generó resistencias transversales, tanto en la oposición como entre algunos sectores dialoguistas que reclaman modificaciones de fondo.

Lejos de ordenar el escenario, el debate expuso fisuras internas, dudas entre aliados y un clima social adverso, marcado por la movilización de la CGT y otras organizaciones sindicales que se manifestaron frente al Congreso en rechazo a la iniciativa. La presión de la calle fue un factor clave en una jornada donde el oficialismo nunca logró mostrar control total de la situación.

Dictamen, pero sin garantías

Desde La Libertad Avanza intentaron bajar el tono del traspié y sostuvieron que el dictamen obtenido es un primer paso. Sin embargo, puertas adentro reconocen que no estaban los votos para avanzar ahora y que insistir podía derivar en una derrota política difícil de revertir.

El pase a febrero abre un período de negociación, pero también expone una realidad incómoda para el Gobierno: la reforma laboral, presentada como prioritaria, quedó atrapada en el laberinto parlamentario. En el Senado, donde las mayorías son aún más frágiles que en Diputados, el oficialismo deberá reconstruir apoyos y aceptar cambios si quiere evitar un nuevo freno.

Un mensaje político claro

Más allá de los tiempos legislativos, la postergación deja un mensaje político contundente. El Gobierno no logró cerrar el año con una de sus reformas emblemáticas y vuelve a chocar con los límites que impone el Congreso. La idea de un tratamiento exprés quedó descartada y el debate se traslada a un 2026 que promete ser igual o más complejo.

Con febrero como nuevo horizonte, la reforma laboral sigue en agenda, pero el impulso inicial se diluyó. Para el Ejecutivo, el desafío ya no es solo aprobar el proyecto, sino recuperar iniciativa política en un escenario cada vez más adverso.

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