POLÍTICA
12 de junio de 2025
Los números que Milei no muestra: el ajuste lo paga la clase media

Prometió que el ajuste lo pagaría la casta, pero la factura llegó a los hogares de clase media. Caída del poder adquisitivo, recortes en el consumo y pérdida de empleos marcan el panorama a un año y medio del gobierno libertario.
A un año y medio del arribo de Javier Milei a la Casa Rosada, la promesa de que el ajuste lo pagaría la casta parece haber quedado en el olvido. La realidad es otra: el ajuste brutal, que el Gobierno presenta como una “cura dolorosa”, impacta con crudeza sobre la clase media, motor tradicional del consumo y la movilidad social en Argentina.
Con tarifas que se dispararon por encima del 600%, salarios que no logran recuperar lo perdido y un desempleo en alza, el futuro económico de millones de argentinos se encuentra en un terreno cada vez más resbaladizo.
Según un informe del Centro Económico para la Recuperación Argentina de la UBA, la capacidad de compra del ingreso promedio se desmoronó al punto de perder el acceso a consumos básicos que definían la cotidianeidad de muchos hogares. Clubes, gimnasios, pasajes en tren, incluso alimentos como la carne, comenzaron a ser resignados en pos de cubrir lo que antes cubrían los subsidios: tarifas de gas, electricidad, transporte y agua.
“Lo que se presentó como un fin de privilegios terminó siendo el fin del salario indirecto para buena parte de la sociedad”, señala el documento académico.
Los tres frentes donde la clase media se desangra
El estudio identifica tres ejes sobre los que el ajuste golpea con mayor fuerza a los sectores medios:
1. Canasta familiar desfigurada
El incremento descontrolado de los servicios básicos obligó a reconfigurar los gastos familiares. Sólo el gas aumentó un 631%, mientras que el transporte público trepó un 707% en un año. Esto llevó a las familias a priorizar el pago de tarifas por sobre el consumo de bienes y servicios cotidianos.
2. Consumo en caída libre
La consecuencia directa de ese ajuste es un recorte feroz en rubros clave:
- 57% menos en librería y papelería
- 37% menos en farmacia y perfumería
- 27% menos en compras en shoppings
- 17% menos en ropa y calzado deportivo
Ni siquiera los pequeños placeres cotidianos como comer fuera del hogar se salvaron: los patios de comida registraron una caída del 3%.
3. El miedo al desempleo se vuelve protagonista
La pérdida de puestos de trabajo comenzó a ser palpable incluso en la Ciudad de Buenos Aires, el distrito más rico del país. Allí, la tasa de desempleo pasó del 4,6% al 7,8% en apenas 15 meses, lo que significa que 56.500 porteños perdieron su empleo en ese lapso.
La preocupación no es solo por la inflación sino por un fenómeno aún más angustiante: quedarse sin trabajo. De hecho, el 11,8% de los trabajadores ocupados tuvo que salir a buscar un empleo adicional para poder llegar a fin de mes.
Una crisis que golpea más fuerte a las mujeres
El deterioro del empleo también tiene un claro sesgo de género. Mientras que el desempleo masculino en CABA se ubica en 7,1%, el desempleo femenino alcanza el 8,6%. La recesión, como suele ocurrir, se ensaña primero con las mujeres.
En paralelo, el subempleo —trabajos informales o por menos horas de las necesarias— también aumentó: de 7,8% a 8,7% en apenas un año.
De aliados a desencantados
El impacto directo de estas políticas sobre los sectores medios tensiona incluso la base electoral que había confiado en el proyecto libertario. La “motosierra”, lejos de cortar privilegios ajenos, está hiriendo las posibilidades de ascenso social y empujando a miles de familias a una peligrosa inestabilidad.
La clase media, otrora símbolo del esfuerzo y la superación en Argentina, se enfrenta hoy a una disyuntiva: adaptarse a un modelo que la empobrece o resistir frente al ajuste que no eligieron pero que, inexorablemente, están pagando.