POLÍTICA
10 de noviembre de 2025
El Gobierno busca sacar las reformas con ayuda de Cornejo y Santilli en medio de tensiones políticas

Con Santilli al frente del Ministerio del Interior, el Ejecutivo busca aprobar las reformas laboral, tributaria y penal antes de fin de año. Pero las internas libertarias, el distanciamiento de Macri y las exigencias provinciales amenazan el plan oficial.
El Gobierno nacional atraviesa un momento de alta tensión mientras intenta sacar adelante un paquete de reformas estructurales que incluye cambios laborales, tributarios y penales, además del presupuesto 2026. La tarea recae ahora en Diego Santilli, recientemente designado ministro del Interior, quien debe convencer a gobernadores y legisladores para garantizar la aprobación de las iniciativas impulsadas por Javier Milei.
Los gobernadores, en guardia
Pese a los gestos de diálogo iniciales, las provincias mantienen sus reparos. En la Casa Rosada reconocen que Santilli heredó un escenario complejo y que la clave será determinar si su antecesor, Guillermo Francos, fracasó por falta de poder político o por las limitaciones que impone la propia estructura del gobierno libertario.
Entre las principales demandas provinciales aparecen la reducción de retenciones al petróleo, la transferencia de fondos para las cajas jubilatorias y la reactivación de obras de infraestructura paralizadas. “No se puede dar todo, pero tampoco nada”, admiten en el Ejecutivo, conscientes de que deben ofrecer concesiones si quieren sumar respaldos en el Congreso.
Un Congreso dividido
En la Cámara de Diputados, el oficialismo cuenta con unos 85 legisladores libertarios, número insuficiente para aprobar las reformas sin apoyo externo. Por eso, Martín Menem busca consolidar un gran interbloque con el PRO y aliados provinciales que permita blindar los proyectos antes de su tratamiento en el recinto.
El propio gobernador mendocino, Alfredo Cornejo, aparece como una figura clave en ese esquema de negociación: representa al sector que podría inclinar la balanza si se garantiza una porción de recursos federales y la continuidad de obras estratégicas en su provincia.
Macri, cada vez más lejos
El escenario se complica con el creciente malestar de Mauricio Macri, que en los últimos días dejó trascender su descontento con el trato recibido por Milei. Según allegados, el expresidente se sintió “usado” tras haber sido convocado para aconsejar al mandatario y luego quedar marginado de las decisiones, especialmente tras la designación de Manuel Adorni como jefe de Gabinete, un nombramiento que calificó de “improvisado”.
Macri reprocha además que, mientras se reunía con Milei en Olivos, Patricia Bullrich avanzaba con la ruptura del bloque PRO, llevándose a varios diputados y profundizando la fractura interna. En respuesta, el líder del PRO convocó a su tropa para el miércoles en la sede de San Telmo, con el objetivo de “reordenar el partido y frenar las fugas”.
Cuenta regresiva hacia diciembre
El Gobierno planea convocar a sesiones extraordinarias a mediados de diciembre para tratar todo el paquete de reformas. Santilli ya mantuvo encuentros con los gobernadores de Córdoba, San Juan, Chubut y Mendoza para sondear apoyos y definir qué demandas provinciales pueden atenderse sin comprometer las metas fiscales.
La fecha clave sería el 15 de diciembre, cuando el Ejecutivo pretende presentar formalmente los proyectos. El desafío será equilibrar tres frentes: la desconfianza de los mandatarios provinciales, la interna libertaria y la relación cada vez más fría con el PRO.
Mendoza, en el centro de la negociación
Para Mendoza, el debate no es menor. Los fondos de coparticipación, las obras públicas y los cambios tributarios podrían afectar directamente la economía provincial. Cornejo busca asegurar beneficios concretos en el reparto de recursos y posicionarse como un actor clave en la negociación nacional, en un contexto donde cada voto en el Congreso cuenta.
Un tablero político en máxima tensión
El gobierno de Milei encara una etapa decisiva. Las reformas prometidas podrían marcar un punto de inflexión para su gestión, pero también convertirse en el escenario de su primera gran crisis política. Entre gobernadores que reclaman, aliados que se distancian y un PRO que duda de su rumbo, Diego Santilli deberá demostrar si puede ser el negociador que logre lo que su antecesor no pudo: construir los consensos necesarios para que las reformas vean la luz.
