El profesor de psicología y neurociencia de la Universidad Carnegie Mellon, David Creswell, asegura que una persona puede mejorar su actitud y su rendimiento a través del sueño. Afirma que esto es más sencillo que las rutinas predicadas en redes sociales como TikTok, y que se basan en entrenos mañaneros y ciertos alimentos antes de comenzar la jornada laboral.

Aunque admite que estas propuestas no son inherentemente malas, Creswell comenta que simplemente con centrarse en un par de aspectos antes de acostarse y después de levantarse puede mejorar tanto la cantidad como la calidad de las horas de sueño. Y añade que esto evita que la persona tenga que levantarse necesariamente con el amanecer, pero que sin embargo permitirá al individuo mejorar su rendimiento a lo largo del día.

En febrero, Creswell publicó un estudio en el que analizaba más de 600 hábitos de sueño en estudiantes universitarios. Sus conclusiones fueron que las personas que menos horas dormían tendían a obtener calificaciones más bajas. Ello, sin importar por ejemplo el número de clases a las que asistían. "Y no solo es para adultos jóvenes, pues estos problemas y su impacto en la salud mental probablemente se generalizan también a otros grupos", añadía.

Por tanto, estas son sus claves para construir una rutina matutina efectiva, y que predisponga al cerebro a ser productivo:

Unos hábitos consistentes

Creswell no duda con el elemento más esencial, la consistencia. Se trata de establecer un tiempo concreto para acostarse y levantarse, y acto seguido implementarlo y seguirlo todo lo posible. Añade además que esto es incluso más importante que las horas de sueño, aunque el personalmente persigue una "innegociable ventana de sueño de ocho horas". Sin embargo, asegura que existe cierto margen en el número de horas recomendadas, ya que esto varía según cada persona.

Además, Creswell dice que siempre deja sus dispositivos fuera del dormitorio, y utiliza una versión sencilla de la técnica de contar ovejas para dormirse rápidamente. En su caso, el experto cuenta sus respiraciones, reseteando la cifra cada vez que llega a 10. Afirma que esto permite centrar su atención y le ayuda a "romper patrones de preocupaciones o de reflexión", que en caso de aparecer pueden dificultar la conciliación del sueño.

El éxito está en lo simple

El segundo ingrediente esencial es la simpleza. Cuanto más sencilla sea la rutina, entonces menos problemas se tendrán para adquirirla y mantenerla. Creswell comenta que aquel proceso que, debido a su dificultad, haga que "se esté perdiendo la noción de lo que uno debe hacer", entonces probablemente será insostenible a largo plazo.

Entonces, el experto aconseja probar varias rutinas y comprobar así la más adecuada para uno mismo. Incluso si se posee poco tiempo, un hábito básico antes del trabajo será suficiente. Pide adaptarse hasta que se logre la rutina que uno sienta como más natural. Y si un aspecto de la misma comienza a ser una lata, Creswell aconseja reconsiderarla e incluso abandonarla. Si la misma requiere dormir 30 minutos menos, entonces es importante considerar si realmente los beneficios que aporta compensan esa pequeña pérdida.

Por ejemplo, si 20 minutos de meditación o media hora corriendo revitalizan a la persona, entonces le conviene mantener esas actividades todo el tiempo posible. Quizás otros hábitos, como leer o cocinar ciertos desayunos, no merezcan madrugar más. "Puede que pienses que son solo 30 minutos, pero si lo piensas bien, es media hora cada día o cada pocos días, y se suman unas tras otras durante semanas y meses, lo que finalmente la convierte en una cantidad de tiempo importante que se ha decidido restar al sueño", reflexiona el experto en psicología.