En un giro que se veía venir, Diego Martínez dejó de ser el director técnico de Boca Juniors tras la derrota ante Belgrano en Córdoba. El entrenador comunicó su decisión en conferencia de prensa, donde explicó que llegó a un acuerdo con el presidente del club, Juan Román Riquelme, y algunos referentes del plantel, como Edinson Cavani, para dar un paso al costado.

La salida de Martínez llega en un momento crítico para el club, que se encuentra disputando tanto el torneo local como la Copa Argentina. Mientras el Consejo de Fútbol comienza la búsqueda de un reemplazante, Mariano Herrón, actual entrenador de la Reserva, asumirá de forma interina el liderazgo del plantel profesional.

Un semestre lleno de altibajos

El ciclo de Martínez en Boca tuvo un arranque prometedor, logrando resultados importantes como el empate frente a River en el Monumental y victorias claves contra Racing, San Lorenzo y Vélez. Bajo su dirección, el equipo alcanzó las semifinales de la Copa de la Liga y logró una cuestionada actuación en la Sudamericana, porque quedó en segundo lugar de su grupo, accediendo a los dieciseisavos de final y fue eliminado de manera prematura en octavos.

Sin embargo, el segundo semestre trajo complicaciones. Las bajas sensibles de jugadores como Equi Fernández, Luca Langoni y Darío Benedetto, sumadas a refuerzos que no terminaron de encajar, como Gary Medel y Agustín Martegani, marcaron el declive del rendimiento. Aunque Martínez logró la clasificación a octavos de final de la Sudamericana ante Independiente del Valle, el equipo no pudo hacer uso de los refuerzos por un error dirigencial, lo que generó malestar en el plantel y desembocó en la eliminación del torneo.

El declive y la falta de resultados

El reinicio del torneo tras el parate por la Copa América evidenció las falencias de Boca, especialmente en condición de visitante, donde no consiguió victorias en siete encuentros consecutivos. Este factor, sumado a la eliminación ante Cruzeiro en la Sudamericana y los dos golpes seguidos contra Racing y River, terminaron por sellar el destino del entrenador. En particular, la caída ante River en la Bombonera fue el punto de quiebre con la hinchada y la dirigencia.

Durante su ciclo, Martínez acumuló 20 victorias, 15 empates y 9 derrotas, alcanzando una efectividad del 56,8%. A pesar de estos números, la falta de una identidad de juego clara y la incapacidad de consolidar un equipo titular estable fueron las críticas más frecuentes hacia su gestión